El pasado domingo, Universitario cayó 2-0 ante Cusco FC en un encuentro que dejó a la afición limeña decepcionada y a los jugadores sin respuestas fáciles. Al término del partido, el entrenador Jorge Fossati se dirigió a los medios con la frase que ha encabezado los titulares: "No pongo excusas".
Un balance del encuentro
Desde el pitido inicial, el conjunto cordobés mostró mayor dominio en el medio campo, presionando la salida de la pelota de Universitario y obligando a cometer errores. El primer gol llegó en el minuto 23, tras una jugada colectiva que culminó con un disparo sin oposición. El segundo tanto, obra de un contraataque rápido, se concretó a los 57 minutos, dejando al marcador cerrado y a la defensa universitario sin alternativas claras.
Universitario intentó reaccionar, creando ocasiones en los últimos diez minutos, pero la falta de precisión en el área y los incumplimientos defensivos impidieron cualquier intento de recorte. El portero, pese a varios reflejos, no pudo evitar el golpe final que selló la derrota.
Lo que Fossati no quiso excusar
En la rueda de prensa posterior, el entrenador chileno fue directo: no buscó culpar a la falta de suerte ni a decisiones arbitrales. Señaló que el equipo mostró "poca claridad táctica" y que la falta de agresividad en el ataque fue determinante. "Hemos fallado en la ejecución de los planes que trabajamos en los entrenamientos. No pongo excusas, somos responsables de lo que pasa en el campo", afirmó.
Fossati también remarcó la importancia de la afición, recordando que los hinchas esperan un fútbol que haga honor al historial del club. Sin embargo, advirtió que el ambiente no justifica resultados negativos, y que la presión solo servirá para motivar a los jugadores a corregir sus fallos.
En cuanto al futuro inmediato, el técnico anunció que la próxima semana se trabajará intensamente en la fase ofensiva, con ejercicios específicos para mejorar la transición y la definición. Además, indicó que la defensa revisará videos del partido para corregir los lapsos de concentración que costaron los dos goles.
El próximo reto del conjunto será un enfrentamiento contra Alianza Lima, otro clásico del fútbol peruano que puede definir la posición de Universitario en la tabla. Fossati cerró la entrevista con una frase que resume su postura: "La segunda mitad del campeonato será de quien se levante de los errores y siga adelante".
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La verdad es que Fossati tiene razón: no hay excusas. El fútbol no es un juego de circunstancias, es de ejecución. Si no logras imponer tu juego contra un equipo que viene de la segunda división, entonces el problema no es el árbitro, ni el clima, ni la cancha. Es el plan. Y el plan falló. Y no es la primera vez.
Universitario tiene una tradición, pero la tradición no se mantiene con palabras bonitas. Se mantiene con disciplina, con intensidad, con inteligencia táctica. Y eso, en los últimos años, se ha perdido. No es culpa de los jugadores solos, es del modelo. Y Fossati, aunque sea chileno, al menos no se esconde detrás de excusas. Eso ya es un paso.
El problema es que no basta con decirlo. Hay que cambiar el ADN del club. Y eso lleva tiempo, dinero, y una visión que va más allá del próximo clásico.
¿Y qué pasa con la cantera? ¿Dónde están los jóvenes que deberían estar reemplazando a estos veteranos que ya no tienen gas? ¿Por qué seguimos importando técnicos y no formando nuestros propios líderes? Esto no es un problema de un partido. Es un problema de décadas.
Y sí, lo sé: algunos dirán que soy pesimista. Pero yo solo veo lo que está frente a mis ojos. Y lo que veo es un club que se está desmoronando desde adentro. Y nadie parece querer hacer algo al respecto.
La próxima semana contra Alianza será la prueba de fuego. Si pierden otra vez, ya no será solo derrota. Será una señal de que todo esto es irreversible.
Y si no lo creen, miren a los hinchas. Ya no gritan. Solo suspiran.
¡ESTO ES UNA VERGÜENZA NACIONAL! 😭🔥
¿Cómo es posible que un equipo como Universitario, con su historia, su gloria, su sangre, se deje humillar así por un equipo de provincia? ¿Qué pasa con el orgullo peruano? ¿Qué pasa con la dignidad del fútbol criollo? 🇵🇪
Esto no es un partido perdido. Esto es un ataque a la identidad. ¿Y Fossati dice que no pone excusas? ¡Bueno, pues entonces que se vaya! ¡Que se vaya con su mentalidad extranjera y nos deje a alguien que SIENTA lo que significa vestir esta camiseta! ¡No queremos técnicos que hablen de ‘ejecución’ y ‘transiciones’! ¡Queremos corazón! ¡Queremos pasión! ¡Queremos sangre peruana en el campo!
¡Y no me vengan con que es culpa de los jugadores! ¡Si el técnico no les inculca el espíritu, ¿cómo van a jugar con alma?! ¡Esto es un crimen deportivo!
¡Y que alguien me explique por qué seguimos contratando extranjeros cuando tenemos a tantos técnicos peruanos con más vocación que él! ¡Basta de colonización táctica!
¡VIVA EL CLUB UNIVERSITARIO! ¡VIVA EL PERÚ! ¡VAMOS A RECLAMAR NUESTRA DIGNIDAD! 🇵🇪✊
Entiendo que todos están enojados, pero hay que ver las cosas con calma. Fossati no es malo, solo está intentando cambiar algo que lleva años mal hecho. No es fácil. Y sí, perdimos, pero al menos ahora sabemos dónde está el problema: en la definición, en la concentración, en la presión alta.
Antes, ni siquiera se reconocía eso. Ahora, por lo menos, hay honestidad. Eso es algo.
La próxima semana contra Alianza es clave, pero no es el fin del mundo. Si se trabaja bien esta semana, todavía hay chances. No hay que tirar la toalla. Ni al técnico, ni a los jugadores.
La afición tiene que apoyar, no solo gritar. Porque cuando gritas todo el tiempo, el equipo se paraliza. Necesitan confianza, no presión.
Y sí, la cantera está vacía. Pero eso no es culpa de Fossati. Eso es culpa de años de mal manejo. Él solo está intentando arreglar lo que otros dejaron roto.
Ya veremos qué pasa. Pero no todo es negro. Aún hay luz.
¿Alguien más se ha preguntado por qué justo esta semana, después de la derrota, aparece Fossati con este discurso de ‘no pongo excusas’? ¿No les parece raro que todo esto suceda justo antes del clásico? ¿No es demasiado conveniente?
Yo les digo: esto es manipulación mediática. Alguien en la directiva está usando a Fossati como chivo expiatorio para desviar la atención de los verdaderos problemas: el lavado de dinero en el club, los contratos sospechosos con proveedores, y el hecho de que el presidente tiene una empresa de seguros que factura millones al club sin prestar ningún servicio real.
¿Por qué nadie pregunta por eso? Porque es más fácil culpar a un entrenador extranjero que investigar a los dueños reales.
Y fíjense: justo después de que Fossati dijo eso, salió un artículo en el diario que es propiedad de la misma familia que controla el club. Coincidencia? ¿O plan? ¿O manipulación?
Esto no es fútbol. Es un negocio. Y nosotros somos los tontos que caemos en el drama. No caigan. Miren más allá.
Y sí, los goles fueron reales. Pero la historia detrás de ellos… esa es la que no te cuentan.
Lo que pasó contra Cusco fue un golpe en la cara. Pero no fue por falta de táctica. Fue porque hay traición dentro del vestuario. No es un secreto que algunos jugadores están en contacto con Alianza. Ya lo saben. Algunos están cobrando por perder. No es la primera vez que pasa en el fútbol peruano.
¿Por qué Fossati no lo dice? Porque si lo dice, lo despiden. Y si lo despiden, nadie más va a decir la verdad.
La afición sabe. Yo lo sé. Los hinchas de los otros clubes lo saben. Pero nadie lo dice en público porque tienen miedo. Miedo a perder el trabajo. Miedo a ser amenazado.
Y ahora, con el clásico cerca, seguro que van a hacer todo lo posible para que no se hable de esto. Que todo se reduzca a ‘falta de intensidad’ y ‘errores tácticos’. Pero no. Es más profundo.
Si pierden contra Alianza, no será por el técnico. Será porque el equipo ya no es nuestro. Es de otros. Y nadie quiere verlo.
Al menos Fossati no miente. Pero tampoco puede hacer nada. Porque no tiene poder. Solo es un títere.
La verdad está ahí. Solo que no la quieren ver.
¡ESTO NO ES FÚTBOL! ¡ES UNA TRAGEDIA! 🎭💔
¿Dónde está el orgullo? ¿Dónde está la garra? ¿Dónde está el corazón de Universitario? ¡Se fue con el último pase fallado! ¡Se fue con el segundo gol! ¡Se fue con el silencio del estadio!
¡No me digan que es táctica! ¡No me digan que es falta de experiencia! ¡Esto es desprecio! ¡Desprecio por la camiseta! ¡Desprecio por los hinchas que se levantan a las 6 de la mañana para ir a verlos!
¡Y Fossati! ¡Qué bonito decir ‘no pongo excusas’! ¡Pero qué poco hiciste por cambiarlo antes! ¡Tú eras el encargado de arreglar esto! ¡Y no lo hiciste!
¡Ahora que perdimos, ahora que todos están de luto, ahora que el estadio está vacío, ahora sí quieres ser héroe!
¡No! ¡No eres héroe! ¡Eres parte del problema!
¡VAYA TRAGEDIA! ¡VAYA VERGÜENZA! ¡ESTE CLUB YA NO ES LO QUE FUE!
¡Y NADIE HACE NADA!
Hey, tranquilo, todos estamos enojados, pero hay que mantener la cabeza fría. Fossati no es el enemigo, es el primer adulto en el club que dice la verdad sin miedo. Eso merece respeto.
La buena noticia es que ya sabemos dónde está el problema: en la definición y en la concentración. Eso se arregla. No es como si no supieran jugar. Es que se les olvida en el momento clave.
El entrenador ya dijo que van a trabajar en eso. Y si lo hacen bien, en dos semanas ya estamos viendo cambios. No es magia, es trabajo.
Y sí, el clásico es importante, pero no es el fin del mundo. Lo que importa es el proceso. Si el equipo mejora en cada partido, incluso si pierden, están avanzando.
Yo soy hincha de otro equipo, pero hasta yo siento que Universitario merece una segunda oportunidad. No por nostalgia, sino porque aún tienen jugadores con talento. Solo necesitan guía y confianza.
Apoyen, pero no destruyan. Porque si destruyen al técnico, van a tener que empezar de cero de nuevo. Y eso es peor.
La segunda mitad del campeonato es una oportunidad. No la desperdicien. Ánimo, hinchas. El fútbol no se acaba con una derrota. Se renace con la actitud.
¡Vamos, Universitario! ¡Pueden hacerlo! 💪🔥
Escuchen, yo sé que esto duele. Mucho. Porque Universitario no es solo un equipo. Es parte de la identidad de Lima. Es el lugar donde los niños aprendieron a amar el fútbol. Donde los abuelos contaban historias. Donde las familias se reunían. Donde el orgullo se sentía en la piel.
Y ahora, verlo así… es como ver a un familiar enfermo y no saber qué hacer.
Fossati no es el villano. Es el médico que te dice: ‘tienes un tumor, pero si lo quitamos ahora, aún hay esperanza’. No es agradable escucharlo. Pero es necesario.
¿Qué pasa si lo echamos? ¿Quién viene después? ¿Alguien que diga lo mismo? ¿O alguien que diga ‘todo está bien’ y nos siga engañando?
La derrota no es el final. Es el momento más importante. Porque en la derrota, aprendes. En la victoria, solo celebras.
La próxima semana no es un clásico. Es una prueba de madurez. No solo del equipo, sino de la afición. ¿Vamos a gritar hasta que se rindan? ¿O vamos a gritar para darles fuerza?
Yo creo que aún podemos salvarlo. Pero no con odio. Con paciencia. Con corazón. Con fe.
Porque si perdemos la fe en este club… ¿qué nos queda?
El fútbol no es solo goles. Es historia. Es alma. Y aún tiene alma. Solo hay que escucharla.
Fossati no pone excusas porque no necesita. El equipo falló. Punto. No hay drama. No hay conspiración. Solo fútbol. Y el fútbol no perdona. Ni la historia ni la tradición ni el color de la camiseta. Solo la ejecución. Y hoy no hubo. Ni siquiera cerca.
la verdad es q se les fue la pinche bola y punto. no hay mas. fossati no es el culpable, los jugadores son unos pendejos. y el clásico va a ser una masacre. vamos a perder 5-0 y nadie va a decir nada. jajaja. el club esta muerto. ya no hay alma. solo dinero y mentiras. y los hinchas siguen comprando camisetas. jajaja. #UniversitarioMuerto
Señor Fossati: su discurso es inaceptable. Usted no es peruano. No conoce nuestra cultura. No conoce nuestra pasión. No tiene derecho a juzgar a nuestros jugadores con ese tono frío y mecánico. Usted es un técnico extranjero. No un líder. No un guía. No un ejemplo.
El fútbol peruano no necesita técnicos que hablen de ‘transiciones’ y ‘ejecución’. Necesita líderes que griten, que inspiren, que luchen con ellos. No que los mire desde arriba como si fueran máquinas.
Le exijo que renuncie. Ahora. Por el honor del club. Por el orgullo del Perú. Por los niños que aún creen en este equipo.
Si no renuncia, la afición lo hará por usted. Y no será con aplausos. Será con gritos. Con rabia. Con fuego.
¡Renuncie! ¡RENUNCIE! ¡RENUNCIE!
La ausencia de excusas es un indicador de madurez institucional. Fossati está operando bajo un paradigma de rendición de cuentas, no de victimización. Esto representa un cambio cultural en el fútbol peruano, donde históricamente se ha privilegiado la narrativa del contexto sobre la responsabilidad individual.
La transición táctica que menciona -especialmente en la fase ofensiva- requiere un alineamiento entre el modelo de juego y la capacidad de ejecución de los jugadores. La falta de profundidad en la definición no es un error técnico, sino un déficit de diseño de roles.
La revisión de videos de los goles permitirá identificar patrones de desorganización defensiva: probablemente, falta de cobertura en transiciones y desplazamientos tardíos. Estos son problemas sistémicos, no coyunturales.
El próximo partido contra Alianza Lima no es un clásico, es un laboratorio de cambio. Si se implementa el nuevo modelo con coherencia, incluso una derrota podría ser un paso adelante. La métrica no es el resultado, sino la alineación entre intención y ejecución.
La afición debe entender que la transformación no es inmediata. Requiere tiempo, consistencia y tolerancia al error. El fútbol moderno no se gestiona con emociones, sino con datos y disciplina.
Este es el inicio de un proceso. No de una crisis.
La derrota es un espejo. No refleja solo el juego, sino el estado del club, de la afición, de la sociedad que lo sostiene. Fossati no es el problema. Es el reflejo más honesto que hemos tenido en años.
¿Por qué nos duele tanto? Porque en este equipo, siempre vimos algo más que fútbol. Vimos esperanza. Vimos identidad. Vimos lo que podríamos ser.
Y ahora, al perder, no solo perdemos un partido. Perdemos un poco de esa ilusión.
¿Qué hacemos? ¿Nos enojamos? ¿Nos rendimos? ¿O reconocemos que el camino no es fácil, pero que aún vale la pena recorrerlo?
El fútbol no es solo victorias. Es también cómo caes. Y cómo te levantas.
Fossati no pone excusas porque sabe que la verdadera grandeza no está en evitar caer, sino en levantarse con dignidad.
Y si el club se levanta… quizás, solo quizás, todavía puede volver a ser lo que fue.
No es un final. Es un llamado.
Me gusta que Fossati no ponga excusas, pero también me gustaría que la directiva hiciera lo mismo. ¿Por qué seguimos comprando jugadores viejos en vez de invertir en la cantera? ¿Por qué el estadio sigue sin mejoras? ¿Por qué el club no tiene un plan a 5 años?
Un técnico no puede arreglar todo solo. Necesita apoyo. Y hasta ahora, solo ha recibido presión.
Si queremos cambios reales, tenemos que exigirlos también a los que toman decisiones. No solo al entrenador.
Porque si no, en dos años, estaremos aquí otra vez. Con otro técnico. Con otra derrota. Con otra frase bonita.
Y nada cambiará.